viernes, 13 de septiembre de 2013

LUIS ARIAS MARTÍNEZ industrial cafetero en PUERTO RICO 
Luis Romay G. Arias (médico y escritor).

Luis Arias Martínez 
La cronología de esta aventura familiar dio comienzo en el último tercio del siglo XIX, aunque los recuerdos -aún no vividos-, no logran ir más allá del año 1922, cuando uno de los pioneros de la emigración americana familiar, Indalecio Arias, envió una foto cuya visión años después causó en la familia tal conmoción que aún persiste en mi memoria la fecha del feliz evento: 18 de abril de 1922. 
Aunque el gran protagonista de esta breve biografía no es un principio, otro que Luis Arias Martínez, cuyo recuerdo ha estado y seguirá estando durante mucho tiempo íntimamente ligado al suntuoso Palacio de Arias que ordenó construir para disfrute de su familia y como símbolo de su éxito en el duro trance de la emigración americana. 

Luis Arias y Martínez de Saavedra nació en Navia en el seno de una familia numerosa, y bastante humilde, que estaba integrada, además de los progenitores, por sus hermanas Lucila, Amalia y Eudoxia y un varón, apodado "Narváez'".  
Luis Arias, y María Jesús García-Coaña Arias
La esposa de Luis Arias, María Jesús García-Coaña Arias era hija de Hilario García-Coaña y López Oliveros y hermana de Indalecio García-Coaña Arias, , María Esther García-Coaña Arias. María Noemí García-Coaña Arias, María Rita García-Coaña Arias y Luis García-Coaña Arias, e Hilario García-Coaña Arias. 










Hilario García-Coaña Arias se había puesto en contacto con la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Mediante la aportación de los pertinentes documentos elaboró el libro de genealogía de la familia, demostrándose la veracidad del escudo de armas, integrado por una torre, un guerrero y el penacho, con las correspondientes licencias para usarlo. Bajo la firma de don Félix de Brújula, nació el árbol genealógico, en un libro de tapas de terciopelo y estampación del escudo en oro. Había también un álbum de firmas para los visitantes. Disponemos igualmente de la escritura número 229 de compraventa de una finca, por un precio de tres mil pesetas, otorgada por don Emiliano Cepeda, en nombre y como apoderado de Carlos y Rafael Fernández-Calzada y Fernández, a favor de Hilario García Arias, ello de septiembre de 1926, ante José María Sánchez Vera, abogado, notario del Ilustre Colegio de Oviedo, residente en Navia. 





El suegro de Luis, Hilario García-Coaña y López Oliveros, se desplazaba infatigablemente con su familia a Boal, Navelgas, Tineo, vendiendo calzado y zapatos. Murió al tiempo del féliz encargo de los planos del futuro Palacio de Arias, aunque en aquella época estos suntuosos edificios eran denominados "hotels", en sintonía con el modismo francés al uso.

Aunque mis recuerdos son obligatoriamente difusos, me atrevería a improvisar un breve apunte sobre su ficha somática: pícnico, de mirada acuosa y con bigote sumamente poblado; usaba leontina de oro, con dije y medallón y un reloj de bolsillo de tapas de oro, con águilas resplandecientes, además de unos espectaculares gemelos, confeccionados con monedas de dólares-oro. Completaban su peculiar fisonomía unas gafas de oro, con cristales en verde y un tresillo de diamantes, adquirido en un trust de la madrileña Puerta del Sol. 




En cuanto a su ficha psicológica, habría que definirle como un hombre bonachón, carácter que le generó algunos problemas, ante lo cual, desde su propio entorno familiar, "tuvieron que arrancarle mando". Podríamos concluir el perfil del personaje con algunas noticias biopatográficas que nos presentan a un individuo diabético, hipertenso, con venas notorias en la frente y afectado de arterioesclerosis, dolencias que, en cierta ocasión, obligaron a efectuarle una sangría, tarea asumida por el venerado doctor naviego Venancio Martínez, quien contó para la ocasión con la colaboración de su colega el doctor gallego-valdesano Fernando Landeira. 


LA EMIGRACIÓN
El momento de la emigración. el éxito en los negocios 
Luis Arias abrazó tempranamente la idea de la emigración. La decisión no hubo de ser fácil ni agradable, pero la situación política y económica de la época obligaban al éxodo de la juventud, con la idea de obtener rápidos beneficios que les habrían de permitir un acomodado retorno y el apoyo a los familiares que aquí quedaban esperando ansiosos la llegada de noticias y, cómo no, el día del feliz y definitivo regreso. 

Desconozco en buena medida las particularidades y condiciones del viaje a las Antillas de Luis Arias, aunque no debió diferir en nada de las que afectaron a muchos de sus contemporáneos. Una curiosa anécdota, que nos habla de su buena estrella, es la noticia de que el barco donde viajó a las islas caribeñas se perdió en el viaje de regreso, sin haberse encontrado supervivientes. 

BARCOS Y CAFETALES
Como era un hombre inquieto y hábil, no le fue difícil evaluar las múltiples posibilidades que ofrecía la isla para enriquecerse, optando tempranamente por el próspero negocio de los cafetales, que tan buenos resultados estaba dando a muchos compatriotas. Buen conocedor del negocio, pero necesitado de manos amigas para su gestión y ampliación, puso su mirada en su tierra natal y en el seno de su propia familia. 

En virtud de esa decisión, muy pronto fue seguido en la diáspora americana por sus sobrinos Indalecio y Luis, con quienes fundó la razón comercial ''Arias y Sobrinos", orientada básicamente a la adquisición del aromático fruto en los cafetales y su posterior venta Tras el proceso de elección y envasado, en los mercados nacionales e internacionales. 

El negocio llegó a ser muy próspero y fue creciendo de manera imparable, llegando la compañía familiar a enviar sus productos cafeteros a todos los continentes. Tal era la magnitud de las exportaciones que Luis Arias y sus sobrinos, dado el habitual conservadurismo de aquellos que lo han conseguido todo con tan grande esfuerzo, hubieron de optar por abaratar costes de transmisión y gestión, optando por prescindir de los telegramas de aviso, dando paso a un ingenioso sistema basado en las claves alfabético-numérico. 


Tampoco debemos olvidar que la suerte no le era esquiva, ya que cuando azotaban los ciclones caribeños, caía en diselpidia, aunque su gran longanimidad le salvaba; pero aún fue más admirable constatar que el barco que lo llevó a América, se perdió en el viaje de vuelta con todo el pasaje a bordo. 


PUERTO RICO


En la isla de Puerto Rico, que tiene una superficie de unos ochenta mil kilómetros, vivieron en Adjuntas, Arecibo, Caguas, Mayagüez, Ponce y Utao. En San Juan, en los barrios de Hato Rey, Río Piedras y Pérez Galdós. Yo jugaba de niño con relojes, cuyos números eran esta leyenda: Banco de Ponce. Me despierto a veces a su zumbido tropical, Conservo un vaso, por el que bebí dulces tragos, con el nombre y bandera de Puerto Rico, que tiene los mismos colores que la española. 


El éxito de la emigración no ensombrece ni alivia el recuerdo del amado terruño y Luis Arias y su sobrino Indalecio no lograron sustraerse a esta tendencia absolutamente generalizada. 


Cuanto mayor era el triunfo en los negocios, más insoportable se hacía la separación de los suyos. Por eso, Luis echó cuentas de su ya larga permanencia en la isla y consideró que era el momento de pensar en el retorno. 

Soñó entonces, como buen amante de la vida familiar, en construir un gran edificio donde tuviese acomodo una parte de su familia naviega, la más próxima al sentimiento del ausente. E, impulsivamente, puso manos a la obra, encargando los planos de un “hotel" familiar, de acuerdo con la terminología en boga entonces, al afamado arquitecto madrileño, aunque nacido en Oviedo y de conocida ascendencia asturiana; Luis Menéndez Pidal, arquitecto que nació en Oviedo en 1895. Un tío suyo fue un célebre pintor, que tiene un cuadro muy conocido, titulado Naúfragos. En Chamartín de la Rosa hizo un chalé a Ramón Menéndez Pidal, director de la Real Academia Española, que es como un Palacio Arias en miniatura, un embrión auténtico, con una balaustrada idéntica; actualmente, es la sede de la Fundación Menéndez Pidal. 


En Oviedo, construyó el Banco de España, con columnas y arcadas. Retocó la Cámara Santa y en Covadonga hizo la capilla que está colgada de la gruta. En Guadalupe retocó el monasterio. La basílica de Santa María de Guadalupe está en este santuario, en el valle de Las Villuercas, en un regazo de verdor. Está regentada por franciscanos. La visitaba Isabel la Católica. Guadalupe es la patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad, coronada en 1928 por Alfonso XlII. En mi casa se recibían tarjetas postales y con e! tiempo jugué con ellas. Daba cuenta que pronto vendría a revisar la obra. El monasterio es patrimonio de la Humanidad y pertenece al arzobispado de Toledo. A la Virgen le llaman "Moreneta", como la de Montserrat. Recuerdo una postal con el bello templete del claustro. Y otras con pinturas de Zurbarán, cuya serie hizo Zurbarán para Guadalupe. En Navia, el proyecto del plano ponía "Hótel" para Luis Arias. 


Hizo también la casa de Monte-Mar, yendo para la playa, en e! Bosque. Y las arcadas del desaparecido hotel Suiza y sus hornacinas interiores. Luis Menéndez Pidal está enterrado en Arbás de! Puerto, Ayuntamiento de Rodiezmo, León, próximo al Puerto de Pajares, cerca del Parador Nacional. Fue colegiata románica en los siglos XlI y XlII. Están a la-espera de los textos de don Ramón, que fue gran estudioso de! "payariego". 

El genial arquitecto Luis Menéndez Pidal puso al servicio del contratante 1o mejor de sus amplios y reconocidos conocimientos urbanísticos, si bien es cierto que se le dio tota1 1ibertad a la hora del diseño, lo cual permitió que la obra fuese evaluada en un millón de pesetas de entonces. Era Pidal un ferviente seguidor de la corriente artística historicista, si bien suavizada con algunos matices castizos y estaba dotado de un lenguaje expresivo  bastante correcto desde el punto de vista académico, aunque se le suele achacar que algunas de sus obras más emblemáticas carecían de un proyecto final sólidamente homogeneizado. 


ARQUITECTURA

En el Palacio de Arias, se recurrió a las habituales mixturas imperantes en la arquitectura de principios del siglo XX, donde convivían en armonioso equilibrio algunas soluciones constructivas propias del estilo montañés con otras aportaciones de la arquitectura clásica y barroca  Del primer estilo sería la esbelta torre que forma un elegante balconaje y rematada en el cuerpo superior con una especie de ajimez clásico; también responde al mismo gusto estético el cuerpo longitudinal lateral culminado en impecables tejados a distintas alturas, que le dotan de gran movimiento. Sin embargo, de acuerdo con los gustos estilísticos de la época, el arquitecto recurrió a otros elementos constructivos y decorativos influenciado por la sobria arquitectura herreriana más atrevida de los Austrias, dando como resultado un ejemplo de edificio ecléctico, si acaso en una versión más tardía. 


La obra se inició en el año 1925 y no fue hasta bien entrado el año 1929 cuando se dio por concluido el imponente edificio, referencia obligada del patrimonio urbano de la villa naviega. 


Como elemento complementario, plenamente implementado en el entorno del palacio, se diseñaron y construyeron los frondosos jardines, tarea ejecutada por el afamado maestro donostiarra Pedro Mújica, quien había captado las esencias del fino arte de la jardinería durante sus estancias formativas en Francia. Sus disposiciones fueron perfectamente asimiladas y hasta mejoradas por uno de los sobrinos de don Luis Arias, el cura y excelente latinista Hilario Arias. Fue el mismo Hilario Arias quien asumió la ardua tarea de elegir y contratar a los artífices y quien llevó la parte administrativa de la obra, consistió en un jardín con pérgola, hoy habitual escenario de los fotógrafos .locales, y lo cuidaba con mimo José María Jardón, de Anleo. Un somero cuadro de existencias nos habla de un jardín botánico en miniatura.


Ejerciendo como maestro de obras el constructor local Leandro Méjica, vecino de Las Aceñas. A este se le encargaron asimismo lo edificios anexos al palacio; es decir, la cochera, el caserón del gallinero, el lavadero y la casa adjunta. Es indudable que, para tan soberbia construcción, hubo de gastarse madera de varios bosques y, aún así parece que el edificio hubiera de estar un poco más alto del suelo que ocupa, a fin de sobresalir más, al decir de algunos técnicos. 

Quizá desde los poblados jardines el observador consiga descubrir el triunfo de la armonía pretendida por el constructor y el contratante. Podríamos aportar una somera descripción de su estructura: en el plano norte, había un elegante jardín, coronado por dos "ciprus" redondos y un eucalipto muy alto. Al este, había un portón, donde venían  los niños a la llamada de la fruta,  y, por el lado sur de la finca, se veía habitualmente a Constantina con sus ovejas. Al oeste se divisa el ondulante río y el elegante portillo con la denominación del edificio, "Palacio Arias", impreso en letras de bronce. Desde tan acogedor entorno, se pueden observar algunos detalles de1 Palacio que fácilmente pasan desapercibidos: por ejemplo, se advierte que las ventanas del sur son del tipo bay window; es decir, ventanas a la bahía. Las terrazas que dan al norte iban desde las calles y, en invierno, quedaban inhabilitadas climatológicamente. En la planta de las terrazas, se observa una rotonda que guarda cierta similitud con la romana plaza de San Pedro, estando presidida por una elegante farola. 


En la segunda planta del imponente edificio, mirando a poniente, hay una solana, en esa misma planta, destaca el antes mencionado  balcón de herrería semejado a un ajimez, que se vestía de colgaduras, mantones de Manila o colchas de policromados bordados, en resalte. Como remate final, culminan el dulce espectáculo urbanístico los delicados aleros y las balconadas de filigrana. 

El Oratorio era otra de las estancias suntuosas del palacio. Disponía de un confesonario articulado, tal vez para engrandecer las ganas de arrepentirse, que inducía a la curiosidad de los visitantes. Había en ella una campanilla de plata y un cuadro que acogía el permiso o licencia de celebrar en ella los oficios cristianos. El Palacio tiene semejanzas claras con otro similar, ubicado en Chamartín de la Rosa y, sin duda, se ha intentado imitar en la decoración a determinados edificios españoles y foráneos, son buena muestra de ello los jarrones exteriores del pórtico y hall, similares a algunos de los edificios vaticanos y los apliques de las lámparas en el hall, que recuerdan al los del palacio de La Magdalena santanderino. Luce bellísimas cerámicas, procedentes de los afamados talleres toledanos de Talavera de la Reina; también otros atribuible s a Daniel Zuloaga, según refiere el arquitecto José Carlos Fernández del Rey; amén de delicados tazones de cerámica, incrustados en moldes de plata; suntuosas vajillas; delicados jarrones de Czechosvakif y refinados jarrones chinos.


Otras curiosidades no siempre descritas por los historiadores del arte que han pues o sus ojos en este vetusto edificio, son las que siguen: en la tercera planta, hay un ojo de buey fuente de luz natural que nutre el amplio desván, donde yacían los baúles de la aventura a América, con perchas, cajones, espejos y marbetes de Cádiz y Barcelona. En el techo, se erguían desafiantes tres pararrayos Franklin, que habían sido orientados siguiendo las indicaciones del ingeniero del salto de Doiras, Sr. Marty, quien colocó en la fosa una pila de, Volta; con sal y carbón vegetal. 


Por fin, entrando por la puerta principal de la casa, a la izquierda, el arquitecto cinceló en la placa de piedra de Novelda (Alicante), que él había traído personalmente de aquellas tierras, la siguiente leyenda: "Arquitectus ficit Luis Menéndez Pidal MCMXXIX". Como anécdota, quiero reseñar que la piedra de Novelda no dio el resultado apetecido, pese a su singular belleza, pues se exfoliaba con gran facilidad debido a nuestro peculiar clima. 


Para no hacer tan prolija la relación, resumimos aquí otros elementos mobiliares: en juegos, había ábacos, bridge, poker, dados, dominó de tachuelas de oro, laum-tennis; etc. Máquinas de escribir Remington, Oliuer y Underwood; fotográficas de Kodack; máquina de hacer pitillos y prismáticos "Zeiss". También había prendas Curiosas, tales como: boquillas de ámbar con aros de oro, pulseras de calabrote de oro, juegos de brillantes, diamantes, onzas de oro, bolsos manuales de mallas de oro, acabadas en cierres de pera de rubí y zafiro y medallas de oro con incrustes de nácar, otra colección destacable era la de relojes, con ejemplares de oro; relojes en miniatura, con incrustaciones de ramajes silvestres y diamantes; relojes de pared con y un reloj, de 18 kilates, un ejemplar de la casa Huguenin & Dills (Suisse). En el Palacio de Arias había también una suntuosa librería, de amplio muestrario. 


En cuanto a la cristalería, el Palacio dispone de lámparas de araña en cristal de roca; también, en cristal de Murano, aparece Pantaleón, el héroe de Caria Goldoni, de caramelo grana. La pinacoteca está bien representada: el palacio dispone de un óleo de la Virgen de Covadonga con dedicatoria manuscrita del obispo dominico de Oviedo, don Ramón Martínez Vigil; un cuadro del Congreso Eucarístico celebrado en Buenos Aires; una Bendición de San Francisco de buena factura y una Vista clásica de Santiago. También dispone de excelentes litografías, tales como: Chirist Leaving the Praetorium, by Gustave Doré. 1867; la Santa Faz deJesús, conforme el Santo Sudario de Turín o el Cristo ante Pilato, de Miguel Munkacsy, pintor húngaro, imbuido de profundo sentimiento religioso, que vivió entre los años 1844-1900. La tapicería elegante estaba representada por D'aprés Corot, basado en un cuadro del francés Jean Baptiste Camille Corot. En el apartado de joyería, había una amplia colección de diademas, prendedores de corbata, aderezos, estuche cilíndrico de marfil, una miniatura impresionante del Niño Jesús de Praga. En plata, había una escribanía de timbre llamativo, gong, juegos de café, aguamanil, cubertería, colecciones de paraguas, ete. De oro, varios lápices y plumas Wattermann. y no podemos olvidarnos de los muebles, de Zarauz, representados en una excelente colección integrada por arcón, bargueño y consola; las cunas con mosquiteros; una caja casulla, con dibujos de fino pincel y pedrería, confeccionada en el colegio de las Dominicas; una habitación hecha en cerezo con alicatado en los trincheros; los veladores y unos roperos de cuatro cuerpos, que fueron fabricados por Luis García-Coaña Arias, que tenía banco de carpintero y torno. 


Mariano Luiña n.25, 
Hasta la conclusión de tal magna obra del palacio, el domicilio en su Navia natal fue la Casa de Coaña, sita en la calle Mariano Luiña n.25, integrada en plena muralla  medieval., con sus imponentes arcadas y argollas, que al sur comunicaba; con 1a Placina de las Armas n.7, con una fachada imponente, ornada de ménsulas y gárgolas y coronada por arbustos, una vez mudado el domicilio familiar, el devenir del singular palacio ha experimentado, al menos, dos épocas: la primera va desde su construcción hasta que Asturias fue región devastada, durante la contienda civil española, viniendo de Oviedo a vivir aquí bastante gente; así, en mi casa acogieron a Tomás Álvarez Buylla, abogado ovetense. La segunda fue su transformación en hotel; precisamente en este remozamiento o segunda época se puso cristalera a las arcadas del porche y a las de la torre, confiriéndoles un aire de finura, imitando las soluciones de los hoteles de San Marcos y de los Reyes Católicos. 



Indalecio G. Arias (sobrino de Luis Arias)
La obra importó un millón de pesetas, a la par con el dólar la peseta. O sea, un millón de dólares. La inauguración se celebró el día 19 marzo de 1929, tras el retorno del propietario y de su sobrino Indalecio. La invitación a autoridades, parientes y amistades fue en un delicado tarjetón violeta, en moaré, impreso en letra negra esmaltada en relieve. El flamante propietario, llevó el Sagrado Corazón de Jesús, imagen central del altar del oratorio, con San Pedro y Nuestra Señora del Carmen. Como notas curiosas de la efeméride, se 'contaba que un cohete había perdido la dirección y se había estrellado en plena calle, dejando un gran agujero en la acera. 

Y, como todo no iba a ser alegría, durante el banquete, en la vacía silla de Luis, benjamín de los dos hermanos emigrados tras la llamada del patriarca y, a la sazón, ausente en Puerto Rico, hubieron de ubicar su fotografía como cariñosa ofrenda al ausente. El inquieto sobrino se casó en la isla borinqueña y allí permaneció al frente de los negocios de la familia Arias.

Siguiendo la norma habitual de las familias de entonces, no sé si en un afán de que las propiedades no pasasen a manos de personas ajenas, Luis Arias se casó con una sobrina carnal, mientras que su sobrino retornado, Indalecio, abrazó voluntariamente la soltería. La vida en el palacio era sumamente apacible, aunque pronto la desgracia, disfrazada de muerte, se llevó a la joven esposa, pues el día 6 de junio de 1932 falleció María Jesús García- Coaña Arias, conocida cariñosamente como “Jesusa"; aún así, el pesar de la familia no había hecho más que empezar, pues el 29 de diciembre de 1938 falleció la hermana del propietario, Lucila Arias y Martínez de Saavedra. 

Como todos los que habían atravesado el océano, Luis se había vuelto muy aficionado a los juegos que causaban furor en aquella sociedad más refinada. Le encantaba pasar horas jugando al tresillo, el tute, la brisca o los solitarios; también al dominó y al poker, siendo sus habituales compañeros de juego Emilio Díez Ordóñez y Emilio Fernández Jardón, de El Espín. 


En la caja fuerte de la casa, también llamada caja de hierros, lucía el título "Arias & Sobrinos", aunque recuerdo mejor la caja de hierro del mencionado Emilio Díez, con grandes retratos en el escritorio y botellitas arrobadoras de belleza en las cornisas, además de coloridos banderines de propaganda. O un florero de ilusión.



Hombre genuinamente metódico, el horario de comidas era sagrado para él, por lo cual, cuando llegaba y no estaba preparado el almuerzo o la cena, surgían enfados. Su menú era tan frugal como monótono: casi siempre berzas. Por dichos motivos hubo que señalar una hora especial para comer él, pues lo reclamaba la partida en la peluquería de Pepe de Muestras. 

Los negocios que le habían permitido regresar con una holgada fortuna fueron inicialmente, como ya hemos descrito, relacionados con la compraventa de café. Pero después, su sobrino Luis derivó al negocio de cidras. En cualquier caso, la empresa familiar era más que boyante, formando parte de mis recuerdos infantiles las fotos de aquellos surtidos almacenes, poblados de máquinas y poleas y, almacenados por doquier, los sacos del jugoso fruto, con las marcas estampadas en el vientre: Lucila, Flor ,... amo anécdota  puedo añadir que causaba admiración en los notarios que asistían a sus relaciones contractuales, la ausencia de rúbrica en su firma. 


La familia procuró contribuir al desarrollo local con algunas generosas donaciones: así, un terreno en El Poste, para un parque, aunque acabó en manos de San Antonio de la Tebaida, San Antón, patrono del ganado porcino. Cuando la guerra civil, daba gusto ver las joyas que el buen pueblo de Navia donara, extendidas sobre la mesa de billar, bello fondo acampiñado. 


Aquella exhibición era difícil de superar. Nuestra familia donó un brillante. En la reforma, donaron la franja desde el Fantasio hasta el fin de la huerta, para ensanchar la actual calle denominada Avenida los Ilustrados. Siempre apostaron por los proyectos que iban a favor de los intereses de la villa y de sus habitantes. 

El 14 de enero de 1939, falleció el protagonista de esta historia que intentamos pergeñar, el tantas veces mencionado Luis Arias y Martínez de Saavedra. 


Curiosamente, la familia García-Coaña Arias y la de Rafael Fernández-Calzada y Fernández coincidieron frente a frente en el cementerio de Navia, a la entrada del mismo". Y, tras el sentido óbito, en la casa quedaron el tío Indalecio y los padres de quien escribe estas líneas, él mismo y su hermana. 

Quiero finalizar diciendo que todas las personas están vinculadas a algo que quieren con delirio en la vida. Ellos, que fueron mundo adelante, a romperse la crisma, o el crisma, bien merecido tienen que, en la última piedra que se les dedica, en las últimas letras que se les escribe, que se les esculpe, aparezca una referencia a su sueño, ahora que les toca dormir eternamente. Y que la luna bañe, con su resplandor azul, la obra de arte que les tenía reservada el Señor. 




INDICE
1 Los orígenes, la Casa de Coaña
2 Introducción: los indianos y la aventura colonial.
3 Monumentos a la memoria, ejemplo de Monumento al Emigrante.
4 La arquitectura y urbanismo en los indianos 
5 Academicismos, historicismos, regionalismos y eclecticismos…
6 Estilos indianos y su evolución temporal
7 El arquitecto Luis Menéndez Pidal, (Restaurador de Patrimonio Nacional)
8 Retrato de un indiano: Luis Arias
9 Heráldica,  libro genealógico y de armas de la familia
10 La casa palacio de los Arias 
11 Ubicación y solar
12 Arquitectura y estilo arquitectónico
13 Plantas
14 Fachadas principal y laterales
15 Torre 
16 Interiores 
17 Detalles ornamentales
18 Jardines, y huerta
19 Bibliografía y Fotos familiares

I  Los orígenes, la Casa de Coaña


La casa encima de la muralla medieval,  hoy quedan tan sólo  los arcos nada más, orígenes familiares
Casa de Coaña en Navia, Asturias, sita en la calle Mariano Luiña integrada en la muralla medieval, con sus imponentes arcadas y argollas, al sur comunicaba con la Placina de armas nº 7, con una fachada imponente, ornada de ménsulas, y gárgolas, y hoy coronada por arbustos… 
Hilario Garcia-Coaña y Lucila Arias, él  de profesión zapatero, se desplazaba infatigablemente a los pueblos de alrededor, vendiendo zapatos…
Sus hijos: Hilario, Noemí, Esther, Indalecio, Jesusa (casada con su tío Luis Arias), y Luis, los apellidos Garcia-Coaña Arias


II   Introducción: Los indianos y la aventura colonial
 Los indianos han tenido una gran importancia económica para Asturias, muchos de ellos contribuyeron a que muchos pueblos se desarrollaran y hoy puedan verse sus pueblos en esplendor.

        Puerto de Navia 1890

El siglo XIX, y el XX, fueron siglos de emigración a América, miles fueron los asturianos que embarcaron en busca de fortuna para el nuevo mundo, no existe una cifra exacta, pero algunos estudios indican que la cifra total puede rondar los 250.000 personas, algunos, pocos…consiguieron hacer fortuna y a su vuelta construyeron soberbias mansiones que todavía hoy son símbolo de opulencia y elegancia. Son las famosas casas de indianos, que pueden verse en numerosas localidades de Asturias.
               Entrada al pueblo de Navia Asturias
La labor de mecenazgo que llevaron a cabo estas personas fue notable en la España de aquella época, levantando escuelas, iglesias, casas consistoriales, construyendo y arreglando carreteras, hospitales, asilos, traídas de agua y de luz eléctrica, y también como no,  bonitas casas en el principado…

Los que lograron amasar una fortuna a base de no poco sacrificio y trabajo, más tarde retornaron, llegando a ser benefactores de los lugares que les vieron nacer. De la añoranza por la tierra americana quedan las palmeras que plantaron frecuentemente a las entradas de sus casonas o palacetes de estilo colonial y que se convirtieron en el símbolo de los indianos que retornaron enriquecidos a su tierra nativa. La literatura y arte hizo referencia muchas veces a la historia de la emigración a América y al retorno de muchos indianos. 

III  Monumentos a la Memoria 
La figura del indiano merece una consideración especial, por lo general emigró joven, y volvió siendo una persona ya mayor, en un largo proceso de éxitos y fracaso de trabajo y de lucha, los asturianos conocieron una nueva y más moderna forma de vida, no sólo de costumbres sino también económica y artística.La fuerza de los emigrantes fue mucha e ingente, y la labor de las diversas asociaciones de asturianos en el exterior. Numerosos ejemplos de esto, los podemos ver a lo largo de toda la cornisa cantábrica, el recuerdo de ultramar… dos imágenes a modo de referencia gráfica de esto:
                                                     
Monumento al Emigrante en Navia y durante su construcción (foto de 1916)
Monumento a los emigrantes en la costa cantábrica en Navia, ubicado en un acantilado de poniente en donde reza la siguiente inscripción:

“De cara a la gran aventura de las Américas…
dejaron su tierra iluminados por una eterna alborada
de descubrimientos y Cruzaron la mar…
Estas piedras son el homenaje entrañable
de los que quedamos a cuantos emigraron y volvieron
y a los que nunca más retornaron…”

La emigración asturiana a América a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX fue todo un fenómeno social que con el paso de los años ha entrado a formar parte de la historia de la región. Tanto por lo que emprendían los indianos de regreso en su tierra natal, como por la huella imborrable que ha dejado tras de sí, en varios países de Sudamérica y América Central.

          
El emigrante español solía contar con el respaldo de una familia, de unos parientes, que le invitaban y colaboraban económicamente en la emigración. En otros países, al contrario, se daban más los agentes de reclutamiento que enrolaban a la gente de pocos recursos y prácticamente les obligaban a emigrar. 

Se sabe también que la expresión "hacer las Américas" traduce la impresión, por parte de los que se quedan, de que los que se han ido han mejorado económicamente, de que han aprovechado las circunstancias de esos países al máximo. También es cierto que hay que combatir la idea de que todos tuvieron éxito en su viaje. No todos lo lograron, pero sí una mayoría, y esto se mide en las regiones de origen donde el prestigio de los retornados, los indianos, fue muy alto. En numerosos puntos de la cornisa cantábrica se  respira un aire latinoamericano, con un ayuntamiento y una plaza circular que bien podría ser la réplica de un espacio público de Sudamérica.

IV  La arquitectura y urbanismo en los indianos 
En el siglo XIX, siglo de la ilustración, hay una mirada a la extensión de la cultura: museos, bibliotecas, teatros, salones de bailes, palacios, invernaderos, cafés teatros, casinos que evocarán paisajes urbanos y no urbanos más exóticos y lejanos, y no sólo en las grandes capitales, sino también en los pueblos, son espacios no sólo para la cultura sino para el encuentro ciudadano donde ver y ser visto, punto de encuentro social.
Foto del Banco Central (hoy demolido)
Y cómo no,  los bancos, “los templos del dinero” de la sociedad industrial y económica, hospitales, centros de beneficencia, asilos, ateneos, templetes para los bailes y conciertos matinales que las bandas obsequiaban los domingos en los espacios ajardinados, hoy de soberbios arboles y de espacios recoletos, en definitiva se crean los grandes parques y jardines para el recreo de la ciudadanía de ayer y hoy. 
                        

 Casino de Navia, (de estilo neobarroco)  año 1908

La aventura colonial supone para la economía europea del siglo XIX y XX unos mercados donde expandirse como consecuencia del desarrollo industrial o por la búsqueda de nuevos horizontes del trabajador como emigrante.
Las ciudades europeas hacen de metrópolis y se lanzan en la creación de nuevos imperios, de éstas colonias principalmente América del sur, de donde retornarán toda una oleada de nuevos aires que será inmediatamente aceptada sobre todo por los espíritus postrománticos aventureros e imaginativos.
Las alternativas genuinamente nacionalistas, frente a las modas extranjeras  son en parte oposición local que dará numerosas variedades al panorama español, el precursor Ángel Ganivet hablaba de España y de cómo el país podía salir de su postración siempre fiel a sus tradiciones e idealizando sus ciudades natales, como el mismo arquitecto Domenech i Montaner buscando la arquitectura nacional,  influyó mucho en su discípulo Leonardo Rucabado, o en el arquitecto Gómez de Riancho, dos de los principales arquitectos llamados montañeses,  en esta etapa histórica en la que se adecua un espíritu nacionalista genérico a diferentes tierras de España y  se inventa un estilo regionalista adaptado a partir de las diferentes tradiciones locales, como el caso que nos ocupa el foco nórdico. La recuperación de la tradición,  hacia la arquitectura montañesa caracterizada por la torre (torreón esquinado de abolengo), el mirador, y los trabajos de rejería…) de origen noble, el soportal, y la solana populares, teniendo en cuenta el clima, las costumbres locales y el espíritu de la región.

Desde el punto de vista urbanístico el siglo XX es un siglo donde las burguesías buscan para sus casas nuevas y palacetes los ensanches, se empiezan a hacer construcciones en altura, la burguesía trata de reflejar poder económico en edificios suntuosos, ornamentados con guirnaldas balconados de piedra o con esa apariencia con muchas referencias al estilo imperio, da la sensación de comprar una nobleza (que en algunos casos no se tiene…), los elementos son ostentosos los estilos clasicistas y eclécticos se toman influencias de todos sitios…



Fotografías de principios de siglo de los ensanches urbanísticos de la villa de Navia
Entre finales del siglo XIX y principios del XX se desarrollaron las tendencias del eclecticismo y la llamada arquitectura del hierro, sin embargo en Asturias hay un tipo de arquitectura, la de los indianos popular muy característica con volúmenes sencillos, cristaleras con galerías en la parte sur y muchos elementos de madera, de hierro, y floridos patios de señorío, propios de la tierra en que nacieron los indianos, aislada por montañas y que románticamente dicho “les echó a la mar…”                                         

Las ciudades son como unos entes vivos, que definen a las personas que las habitan, el paso del tiempo y la solera les añade el encanto romántico del pasado, y a modo de cuerpo humano se asemeja el urbanismo. Las calles son como venas, arterias, corazón  y con los años van ganando en personalidad,  (o en su defecto, en nuevos desarrollos urbanísticos que hoy hacen irreconocibles nuestros pueblos) de la villa de Navia hay publicado un libro muy fotográfico sobre sus transformaciones urbanísticas que se titula   “Se perdió el encanto…” que nos compara el ayer y hoy de la villa, su título nos dice todo…

Los estilos de estos historicismos son varios: van desde las arquitecturas señoriales, hasta arquitecturas rurales, barroco popular, estilo francés, casas modernistas, art decó, ejemplos miniversallescos, neoclásicos, romanos…se agrupan como historicismos y eclecticismos

 Cine Fantasio, propiedad de la familia Jardón, propietarios de un palacio modernista y antiguos propietarios de la plaza de toros de Las Ventas

V  Academicismos e historicismos arquitectónicos 
El academicismo es un título dado por las academias. Titula a los arquitectos, sus referentes son Grecia y Roma, estos academicismos, cuando se unen con el estilo propio se denominará eclecticismos, también es una adaptación a los gustos del comitente o cliente, se diferencian no sólo por clases sociales sino por barrios, zonas, capacidad económica, incluso la distribución por pisos dependía de la capacidad adquisitiva, los más pudientes vivían arriba, en las buhardillas, hoy áticos.
Se funden elementos de estilos dórico, jónico, corintio, frontones en las ventanas además de elementos regionalistas propios del lugar en el que se encontraban

VI  Los estilos indianos y su evolución temporal  
El fenómeno arquitectónico favorecido por los capitales retornados de América evoluciona en una sorprendente variedad de estilos y gustos que se van sucediendo y superponiendo. Se podría hablar de tres épocas no muy claramente diferenciadas en el tiempo, 

Hasta finales del siglo XIX: 1900. Hay una evolución cronológica, hasta este momento predominan las tipologías relacionadas con las influencias centroeuropeas del cottage fundidas con citas historicistas. En Asturias a diferencia de la tónica común en Cantabria y en el País Vasco se restringe mucho el revival de ascendencia anglosajona, salvo en la zona más oriental donde los arquitectos montañeses bebían de influencias de los libros e modelos, método muy frecuente y que alterna con las casas de autor, otra influencia notable es el neogótico 
Durante este período, los indianos reconstruyen sus casas solariegas y levantan palacetes al gusto clasicista, o bien tipo inglés o francés. 

–Hasta 1920: es en ésta época donde se encuentran los ejemplos más cercanos al modernismo, al modo catalán sumados a la tradición constructiva local  y a la elección indiscriminada de modelos formales y volumétricos procedentes de repertorios de libros ilustrados a cargo de constructores locales es el desarrollo del eclecticismo, de la mezcla de influencias, desde las referencias regionales al gótico y otros estilos exóticos. El indiano importa el ejemplo de lo que ha visto y el empleo de nuevos materiales y técnicas se generaliza: hierro, hormigón, estucados, etc. A la vez se da un efecto rebote, por el cual la gente acomodada que no ha emigrado comienza a imitar el estilo.

–Años 20 – 30: surge el estilo regionalista, astur o montañés, muy influido por el arquitecto Rodríguez Bustelo, por parte asturiana, o por el asturiano Menéndez Pidal; las construcciones se inspiran en casonas solariegas tradicionales o del palacio barroco rural con torre, estilizándolas. Aparecen las torres-mirador, los grandes aleros, las arquerías, los balcones sobre solanas. El estilo asturiano es más tradicional, correspondiendo mayor empaque al de gusto cántabro. 

En los años treinta y  llegada  la Guerra Civil, cesa la era de las grandes construcciones de los indianos. Las crisis económicas y avatares sociopolíticos acabaron con aquellas enormes fortunas, a la vez que se impone un gusto menos «expresivo», modernista y funcional
Los que retornaron con éxito de América construían estas casas vistosas, opulentas, que rompen con las formas tradicionales de la región, tanto por los materiales empleados (hormigón, azulejos, grandes cristaleras, etc ) como por la estructura. Intentan reproducir la arquitectura de los países que los acogieron y estas casas de indianos son el resultado de las remesas enviadas por los que hicieron fortuna allí.            
              

La creación de parques y jardines para lugar de encuentro social y la inauguración de la escultura a Don Ramón de Campoamor nacido en Navia 


VII  El arquitecto Luis Menéndez Pidal y Álvarez.

Arquitecto, 1896-1975. Nació en Oviedo, hijo del pintor Luis Menéndez Pidal. Estudió arquitectura terminando la carrera en 1919.  Arquitecto del Banco de España, se encargó desde este puesto, del diseño y construcción de diversos edificios bancarios. En 1927 construyó, el parador de turismo de Pajares. En 1935 fue el encargado de las obras a realizar en el monasterio de Caleruega. Entre 1937 y 1940 fue responsable de la restauración de la Cámara Santa y de Santa María del Naranco, entre otros monumentos de la cornisa cantábrica. 1927, Biblioteca Pública del Estado de Gijón entre 1935 y 1943, Capilla de la Santa Cueva de Covadonga en estilo neorrománico. Se especializa en la restauración arquitectónica, en la que sería considerado uno de los más brillantes representantes españoles y europeos del siglo XX.
Como Arquitecto Conservador de Monumentos de la Primera Zona (1941-75), que agrupaba a siete provincias: Asturias, León, Zamora, La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, realizó grandes intervenciones, sobre todo en los monumentos de Arte Asturiano y Románico.

A lo largo de su carrera, intervino en más de 200 actuaciones restauradoras del patrimonio español. Entre ellas, las más conocidas incluyen: Monasterio de Guadalupe (Cáceres), Catedral y Cámara Santa de Oviedo, Catedral de Zamora, Catedral de León, Catedral de Santiago de Compostela, Catedral de Tui y Murallas de Lugo. Portada principal de la Colegiata de Santa María de Arbas donde está enterrado
Otras actuaciones, principalmente en su tierra natal, como: Abadía de Santo Adriano de Tuñón en la parroquia de Tuñón, entre 1949 y 1954 donde redescubrió sus pinturas murales, Iglesia de Santa Eulalia de la Lloraza en el concejo de Villaviciosa, restaurada en 1950, Iglesia de Santa Eulalia de Abamia en Abamia en donde trabajó en 1958, Iglesia de Santa María de Narzana en el concejo de Sariego en 1960 o Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís, (su estado actual es una reconstrucción hecha por Luis Menéndez-Pidal aplicando su estudio y metodología personal).
Fuera de Asturias, es importante reseñar su intervención a fondo en 1968 en la Colegiata de Santa María de Arbas en la Provincia de León, salvándola de la ruina, y donde descansa en una tumba en su muro septentrional, con el siguiente epitafio:  «Salva a su alma de la perdición, como él salvó a esta iglesia de la ruina»   Biblioteca Pública del Estado de Gijón.                                                                                                     
Durante más de cincuenta y cinco años de ejercicio profesional intervino en más de 200 edificios por toda la geografía española, le dedica su tesis Martinez Monedero y en varias publicaciones se ha publicado sobre su obra. 

En definitiva formaba parte de una serie de una generación de arquitectos y restauradores que actuó en España antes y sobre todo después de la contienda civil, especialmente a través de la actuación paralela del Servicio de Defensa del Patrimonio y de la Dirección General de Regiones Devastadas y desde 1939 de la Dirección General de Arquitectura, que trabajó a la llamada “Reconstrucción Nacional”. 

Su palacio Arias es una obra temprana, de sus inicios como arquitecto, tiene su precedente en la casa chalet de su tío Ramón Menéndez Pidal (que hoy alberga su biblioteca y es un centro de investigación de referencia mundial) en 1923, en Madrid, Olivar de Chamartín, entonces un extrarradio de la capital. 


Luis Arias: Cafetero en Puerto Rico, Natural de Navia, constituyó junto a sus sobrinos (Indalecio y Luis) una de las grandes empresas del sector del café, con sucursales en todos los continentes, y regresó para levantar un palacio a la entrada de su villa natal. Arias y sobrinos, orientada básicamente a la adquisición del aromático fruto en los cafetales y su posterior venta, tras el proceso de selección envasado, en los mercados naciones e internacionales, la compañía familiar llego a enviar sus productos cafeteros a todos los continentes

Parece que era norma para hacerse rico en Cuba, ser tabaquero y en Puerto Rico, cafetero. Entre una y otra producción, la del tabaco y la del café, está la del azúcar, también muy trabajada por los indianos.
Café, azúcar y tabaco son productos vegetales del mismo clima, pero su aprovechamiento y explotación siguieron vías y procedimientos diferentes. La explotación del azúcar empieza en unas fechas muy tempranas de la colonia, se considera a Cristóbal Colón como «el primer azucarero de América». 

El café, inseparable del tabaco y del azúcar. Al negro y amargo café se le quita bravura con azúcar, y es compañía indispensable, en las sobremesas, del tabaco. Antes, encender un buen puro era ritual indispensable de las sobremesas, hoy tristemente ya no…

El café, inspirador de algún que otro insomnio, no es exclusivo de las Antillas, sino que está distribuido por las zonas cálidas de todo el planeta. A lo largo del siglo XIX, el café de mayor prestigio era el de grano pequeño, redondo, amarillento y muy aromático de Moka, cuyo centro de comercio era Yemen; en América los cafetales de Brasil, Cuba, Haití y sobre todo el «caracolillo» de Puerto Rico, cuya mezcla con el moka constituye el mejor café del mundo, en opinión de los entendidos

Luis Arias, nacido en Navia, en el seno de una familia numerosa. Según cuenta su sobrino, el escritor Luis Romay G. Arias, en su notable contribución al volumen «10 estudios sobre emigrantes asturianos a América», coordinado por Servando Fernández Méndez, le describe «pícnico, de mirada acuosa y con bigote sumamente poblado; usaba leontina de oro, con dije y medallón, y un reloj de bolsillo con tapas de oro, con águilas resplandecientes, además de unos espectaculares gemelos, confeccionados con monedas de dólares de oro. Completaban su peculiar fisonomía unas gafas de oro, con cristales en verde, y un tresillo de diamantes. 
Es el retrato típico del indiano clásico. Otros muchos detalles de su biografía y obras contribuyen al clasicismo del personaje, y en lugar eminente la construcción del palacio Arias, que es ornamento importantísimo y característico de la villa de Navia y en la actualidad sede de un excelente hotel. 



                                                                                
Imagen de los barcos que hacían la ruta, posteriormente vapores

El escritor Luis Romay no precisa fechas, es de suponer que embarcó joven «con la idea de obtener rápidos beneficios que les habrían permitido un acomodado retorno y el apoyo a los familiares que aquí quedaban esperando ansiosos la llegada de noticias y, cómo no, el día del feliz y definitivo regreso». Esa era la meta de los jóvenes emigrantes, y desde luego, la de Arias. 

Arias, desembarcado en Puerto Rico, se introdujo desde el principio en el negocio de los cafetales, en el que ya otros asturianos habían hecho grandes fortunas. Para consolidar la suya, Luis Arias reclamó a sus sobrinos Indalecio y Luis, con quienes fundó la razón comercial «Arias y Sobrinos», que hacia el año 1922 era de las más importantes de la isla, con sucursales en todos los continentes. Sin embargo, y a pesar de la magnitud del negocio, en su dirección predominaba un sentido muy tradicional del ahorro, basado en el principio de que todo gasto superfluo que se evita es ganancia. Siguiendo este inefable principio de gestión, para abaratar costes de transmisión, Arias y Sobrinos decidieron prescindir del envío de telegrama de aviso, sustituyéndolos por un sistema de claves alfabéticos-numéricas, que sin duda resultó eficaz, además de barato, porque el negocio no pareció resentirse por prescindir del servicio telegráfico. Esto puede deberse también a la buena suerte de Arias, señalada por Romay. Cuando los ciclones caribeños azotaban la isla, los cafetales de Arias no resultaban afectados. 

En rigor, el más afectado era él, que caía en un estado de postración, del que se recuperaba al comprobar que las fuerzas de la naturaleza desatada le habían respetado una vez más. Esto ya desde que desembarcó: porque el barco que le condujo a Puerto Rico, a la vuelta a la patria se perdió en el mar con todo el pasaje a bordo. Este naufragio es, según Romay, la comprobación de la buena estrella del pariente. 

Luis Arias regresa a la patria al considerar que ya llevaba demasiado tiempo en las Indias Occidentales, el éxito de la emigración no ensombrece ni alivia el recuerdo del amado terruño y Luis Arias y su sobrino Indalecio no lograron sustraerse a esa tendencia generalizada, cuanto mayor era el triunfo en los negocios más insoportable se hacia la separación de los suyos. 
Soñó entonces como buen amante de la vida familiar en construir un edificio donde tuviese acomodo su familia naviega, de acuerdo con la terminología en boga por entonces encargó un “hotel” familiar  la obra más importante de su regreso es la construcción del palacio de Arias, a la entrada de la villa de Navia, que encargó al arquitecto Luis Menéndez Pidal. La obra fue iniciada en 1925 y se empieza a habitar en 1929. 

Posteriores reformas se deben a los sobrinos del indiano, de manera especial al cura y latinista Hilario Arias, autor de una gramática latina muy útil por su buen sentido y claridad. La familia hizo otras obras que contribuyeron al desarrollo local, donando un terreno en El Poste para un parque. Y aunque don Luis Arias padecía diversos achaques, pudo disfrutar todavía diez años de la suntuosa villa. Lo que, según se vea, es otra manifestación de su buena suerte. Pues otros no llegaron a terminar su palacio, o no llegaron a habitarlo, Arias pasó los últimos años jugando al tresillo y comiendo berzas. Murió el 14 de enero de 1939.
             
Cementerio de Navia,  y  Panteón familiar de los Arias
 Entrada al cementerio de Navia, destino final de todo emigrante (y de todos …) con peculiares panteones neogóticos, Panteón familiar de los Arias (Destacado estilo neogótico), donde descansa arropado por su familia, en un lugar principal, a la puerta del cementerio 







Entrada de la villa de Navia desde la carretera principal, y ensanche de la villa con casonas





IX   Heráldica  de los Arias y su genealogía
  
Texto que recoge el linaje de los Arias y Escudo de armas 
Hilario García-Coaña, se había puesto en contacto con la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, mediante la aportación de los pertinentes documentos elaboró el libro de genealogía de la familia, demostrándose la veracidad del escudo de armas, integrado por una torre, un guerrero y el penacho, con las correspondientes licencias para usarlo. Bajo la firma de D. Félix de Brújula, nació el árbol genealógico en un libro de tapas de terciopelo  y estampación del escudo en oro, donde reza la siguiente inscripción:
Corresponde legítimamente el uso del blasón primitivo descrito que es en campo de sinople verde una torre almenada de plata y saliendo de su homenaje un hombre armado con espada desnuda como legítimos y directos descendientes de la noble casa de Coaña de nobles caballeros hijosdalgo de casa y solar conocido armas de poner y pintar según se justifica con la Real Provisión de Nobleza ganada por su cuarto abuelo en 1755 y con los empadronamientos de todos sus ascendientes y hermanos en Navia con la misma y nobiliaria calificación
Va timbrado el escudo de celada de noble acero bruñido con bordura y grilletas de oro  forrada de gules y surmontada de un penacho de cinco plumas y lambrequines de los colores:  verde y plata correspondientes a las libreas de su casa.
De dichas armas conforme quedan pintadas y explicadas podrán usar los referidos Señores haciéndolas esculpir bordar grabar y pintar en los sitios de costumbre sin que se loes pongan impedimento ningún tribunal ni justicia en este Reino



Los elementos recogidos en el escudo son: Escudo de armas sobre fondo blanco, Yelmo con penacho blanco y verde y mascara en rojo, Hojas de cardina, Escudo en fondo verde con torre de dos cuerpos almenados en altura, el cuerpo bajo con puerta y dos ventanas con arcos  ojivales, Torre decorada en gruesos sillares, en la almena superior guerrero acorazado con espada que mira al oeste

X   La Casa Palacio de los Arias 1925















Ubicación: en Asturias en el concejo de Navia, preciosa villa antaño de pescadores y navegantes, de reconocidos premios turísticos (como el dado por el Príncipe de Asturias a la localidad naviega de Puerto de Vega de pueblo ejemplar 1995) Navia cuenta en su arquitectura con numerosas casas de arquitectura blasonada que indica su importancia histórica. 
Características generales: Luis Menéndez Pidal ferviente seguidor de la corriente historicista,  si bien matizada con algunos matices castizos, estaba dotado de un lenguaje expresivo bastante correcto desde el punto de vista académico, en su Palacio Arias recurrió a las habituales mixturas imperantes en la arquitectura de principios del siglo XX, donde convivían en armonioso equilibrio algunas soluciones constructivas del estilo montañés  con otras aportaciones de la arquitectura clásica y barroca. Otra de sus influencias fue la sobria arquitectura herreriana y la más atrevida de los Austrias, dando como resultado un edificio ecléctico, si acaso en una versión bastante tardía
prevalencia del alzado representativo sobre la organización espacial, según la tradición organizativa norteña, hay un desarrollo vertical y monumental del programa que preside la característica torre,  pórtico solana, materiales de piedra (piedra, madera…) rematándose con cubiertas a cuatro aguas que se pronuncian en aleros acordes con las pendientes montañosas como queriendo plegar la obra al terruño, ) pero sin las vinculaciones orgánicas que trabajara Frank Lloyd Wright…) adaptando el hall inglés al vestíbulo, la ventana solana, la loggia al pórtico, y la silueta del cottage o del hotel a la casona hidalga.
Curiosamente este inmueble es de las contadas obras de nueva planta que hizo Luis Menéndez Pidal, porque  se dedicó mayoritariamente a la restauración de monumentos del pasado. 

XI  El comitente y su intención: la casa Parlante
Habiendo ya hablado del propietario y arquitecto, su interconexión, la natural ligazón de dos intereses paralelos, y teniendo en cuenta en su programa de necesidades, el ideado por el propietario, y Menéndez Pidal se inspira en la Casa Palacio de las Asturias de Oviedo, y la de Santillana, de la que fue vástago esclarecido el Marqués del mismo nombre, en donde nació el gran Herrera, y donde trabajaron sus continuadores siguiendo el camino por el iniciado, hasta llegar con sus modernidades al arte del genial y notable montañés de arquitectura popular Leonardo Rucabado, se construye un edificio que hoy ha sido restaurado y convertido en un acogedor hotel, que aun tiene los muebles de roble y castaño, tapices y relojes de sus primeros inquilinos. Los salones conservan el estilo íntegro de la época, la escalera interior de madera noble es todo un ejemplo de las construcciones que realizaron los que "hicieron" las Américas. 

El lenguaje formal del “nuevo rico” es en cierta forma discordante, en ocasiones ofensivo para el llamado entonces buen gusto, (el de los tradicionalmente ilustrados). Señala la irrupción de los eclecticismos finiseculares contaminados de apelaciones historicistas y modernicistas tal y como se generaliza en la arquitectura española del momento, se caracteriza por afectaciones, pero sobre todo por ostentación, que parecían ser comunes al indiano, y sobre todo al enriquecido comerciante y banquero de la primera generación. La segunda y las siguientes serán más cultas, aristocratizadas que soportarán también críticas pero no éstas….

El peso semántico de la arquitectura de indianos, es un conjunto de construcciones que suelen ser intuitivamente identificadas por la gente, tiene mucho que ver con la sociología, de la arquitectura como sobre todo a su presencia en un entorno al que confiere carácter. Las consecuencias de un auge constructivo y de dotaciones urbanísticas en pequeñas entidades de población en cuya economía no se había operado ninguna transformación visible más que la llegada de dinero de América, que vinieron a su tierra después de haber alcanzado la fortuna, de esta manera y con este dinero  procuraron carreteras, caminos, depósitos de agua, lavaderos, parques, estatuas del pueblo agradecido escuela y una serie de colonias residenciales en algún caso o la  casa del indiano dominando simbólicamente el pueblo con su finca o jardín su torre , su galería al mediodía y su característica  palmera.

Muchos indianos volvieron para encerrarse en los pueblos como rentistas al margen de toda actividad económica, aunque a veces añadieron a su propia residencia una pequeña explotación agraria, de modo que abundan las villas con importantes extensiones de finca y jardín, con muebles encargados a Europa y decoraciones cosmopolitas el tratamiento del jardín, con especies exóticas como las palmeras las araucarias las sequoias los magnolios, y como en el caso que nos ocupa una heráldica propia, en otros casos recuerdan por medio de alegorías esculpidas en relieves algo de la empresa americana, el barco de vela, la diosa fortuna, el maíz, que  se incorporan a ciertos escudos y cartelas
La casa viene a ser en su versión indiana un deseo de lograr una notoriedad mediante una “casa parlante” combinando efectismos , heráldica, torre, prestigio historicista y talante de hidalguía muy apropiados para el palacio rural. Cumpliendo en este sentido las exigencias del americano, estos elementos nombrados son pues una constante,  o al menos muy generalizados: 

la torre; al igual que la rotonda rematada con cúpula de los edificios urbanos responde a una exigencia de la simbólica arquitectura burguesa en el campo funciona como observatorio a veces pero su misión realmente es ser vista desde lejos. Su localización e integración en las construcciones varía, muy característico de la arquitectura montañesa.
La escalera; es el espacio central de la casa por regla general está ocupando el lugar del hall o distribuidor, puede ser de doble rama fluida de inspiración modernista o sencilla y con lucernario o amplia claraboya en el tejado
Porche corrido o veranda; aunque son de pequeñas dimensiones con terrazas cubiertas o galerías en función de las vicisitudes del la climatología local, la casa en Asturias tiende a protegerse del exterior y se usan profusamente los acristalamientos y los miradores colgados donde se pueden encontrar esos espacios, pero protegidos de la intemperie.
Columnas; suelen ser der hierro o de piedra artificial

Foto tomada recién inaugurada la casa en 1920 se observa el solar y la ubicación fuera del núcleo urbano, de Navia, en la actualidad en la calle principal del pueblo, esquina con el cine, y el casino primordial ya que se halla en la calle eje de la vida social del pueblo, en un  solar de aproximadamente 30.000 metros cuadrados, de los cuales la superficie en planta construida es de 1200 metros  aproximadamente.
La mansión está situada en una amplia finca, parte de una planta libre amplia y sin condicionamientos a que se ven sometidas las villas y chalets urbanos, dada que la capacidad económica del comitente es muy pudiente, Los arquitectos eran indistintamente españoles o hispanoamericanos en algunos casos…

Los materiales de construcción oscilan entre la piedra, tratada en cantería o mampostería, fabrica de ladrillo revocada y pintada en colores vivos, la piedra artificial la madera y el hierro se generalizan en la ornamentación y cerramientos. También la madera abunda en los interiores, zócalos, entarimados, artesonados, escaleras… en maderas exóticas importadas de gran calidad

El edificio data del año 1920, (la mayoría de estas construcciones son de la segunda mitad del XIX o de principios del XX, que corresponde con la época álgida de la emigración a América. Destaca por el color blanco intenso de su fachada y por su galería en uno de sus lados, rodeado de un gran jardín lleno de numerosas especies de árboles traídos de América. Se considera un claro ejemplo de arquitectura de indianos de la que hay muchas muestras tanto en el Oriente como en el Occidente de Asturias. 
Las dimensiones del edificio son muy notables, esencialmente el sótano, dos pisos y un tercero, dispone además de dependencias subsidiarias como edificio independiente de cocheras para cuatro vehículos, capilla dentro del edificio en la que se oficiaban misas por parte del hermano presbítero Hilario G. Arias, pabellón para los jardines y cenadores en el exterior, pista de tenis un gran lujo de la época , estanque con nenúfares, En su interior se han reconstruido algunas dependencias con mobiliario de la época, que ofrecen un reflejo del interior de este tipo de casas. 

Estilo arquitectónico: Casa palacio de estilo montañés, con los mejores detalles suntuarios que en aquel momento de esplendor familiar se pudo construir, en un estilo ecléctico, su arquitectura responde al modelo de la llamada montañesa, con torre lateral y cuerpo longitudinal rematados ambos con tejados de pizarra apuntados de diferentes alturas que le dan gran movimiento y dinamismo.  La combinación de materiales empleados (hierro, madera, sillares, pizarras y revoco) dan por otra parte una gran vistosidad a este edificio que se encuentra rodeado de un hermoso jardín

Edificio de tendencia horizontal, con combinación de distintas alturas. Torre de tres plantas en uno de los flancos de la edificación; tiene cubierta de pizarra muy saliente y con pináculos en los ángulos; en la última, vano corrido constituido por tres arcos de medio punto. El resto de la construcción tiene numerosos vanos y un pequeño porche sobre la entrada principal. 


          

Planta baja también llamada entre sótano, su función era la de almacenar los diferentes productos de consumo para la casa así como de carbonera, el arquitecto nos marca un detalle anecdótico, sus únicas aperturas al exterior  y divertido que son las entradas de aire que a su vez sirven de “puerta para el gato…” por los numerosos ratones dada la proximidad a la ría, son vanos  cuadrados  en la fachada remarcados por molduras.  La planta es enorme y diáfana por su utilidad para almacén, su acceso es por la escalera secundaria de servicio
Su Cubierta en el tercer piso  culminado en impecables tejados a diferentes alturas que le dotan de gran movimiento al conjunto hay un ojo de buey que servía de fuente de luz natural al amplio desván, con amplios aleros de coronación, participa con ellas  el edificio del espíritu de las antiguas construcciones monumentales flamencas que tanto se prodigaron en nuestra patria durante los siglos del dominio hispánico de los países bajos. Por lo demás ha seguido el criterio de hacer valer por si mismo acusando los diferentes elementos estructurales del edificio siguiendo la tendencia racionalista en la arquitectura llama poderosamente la atención la cubierta de pizarra con una fortísima inclinación de dudosa  utilidad geográfica ya que el desagüe de aguas no necesita tanta pendiente, siendo característica del estilo local montañés con la función de evacuar las nieves acumuladas, Las ventanas en este tercer piso abuhardillado son apuntadísimas, asemejan pináculos góticos, dándole al conjunto un claro sentido ascensional junto con la torre. Hay un elemento curioso y notable que es la ventana a modo de ojo de buey (estudio del propietario de la casa), desde esta planta se accede a una altura superior x de por medio de unas escaleras a la torre.                                                                                



Primer piso Las fachadas fueron compuestas teniendo presentes los principales monumentos de la arquitectura regional en el oriente, la fachada tiene un pórtico de ingreso con sus dos portadas de cantería inspiradas en el románico, estilo tan característico en Asturias y con una bóveda de crucería policromada que cubre esta estancia, el porsche a modo de entrada principal con dos  arcos de medio punto adornado con molduras y bolas de piedra caliza, a su lado izquierdo están los salones y a la derecha las ventanas de las habitaciones, a su interior se  accede por un gran vestíbulo señorial que hace de redistribuidor a los pasillos que conducen a las zonas privadas ( habitaciones )y sociales a su izquierda, comedores y salones y al fondo la cocina principal, con  nobles maderas desde donde parte la escalera principal.

                   

Segundo piso. El mirador  se ubica sobre el porche de entrada, y sobre la zona baja del vestíbulo, está adornado con columnas dórico-toscanas, y sobre una cornisa moldurada corrida adornada con bolas y escudos a modo ménsulas en los remates, La solana abierta en la fachada principal sobre el pórtico de ingreso está tratada con todo el aparato de monumentalidad  compatible con el sabor regional de la indispensable pieza de palacio norteño. 
Se repite el mismo esquema en las dos plantas: salones con billar, piano (lujo de la época) despachos, la primera radio con tocadiscos de toda la comarca, y sucesión de habitaciones, hay que destacar un espacio dedicado a capilla, ya que uno de los propietarios era sacerdote y en la casa se oficiaban misas todas las semanas 
Rejerías: en un largo balcón corrido que enlaza las diferentes habitaciones de la fachada, la rejería es de un esmeradísimo trabajo artesanal que juegan a un modernismo escultórico muy curioso, ya que imitan las formas de la cubierta con pequeñas pináculos, es de destacar los erguidos y desafiantes pararrayos que se elevan a gran altura 

                

Cerrajería está inspirada en la románica y en la renacentista pero tratada a la moderna, por su autor, que de la misma forma acomete la obra de carpintería,  y demás elementos del inmueble

La Torre
Ornada de un elegante balconaje y rematado el cuerpo superior con una especie de ajimez clásico  muy del estilo montañés.
Está tratada con todo el aparato de monumentalidad compatible con el sabor regional, indispensable pieza de palacio norteño. Bastión de presencia y notabilidad del indiano, así como un verdadero mirador y atalaya sobre la ría y el pueblo de Navia, 

Con la torre de planta cuadrada, con un juego de tres ventanas con arcos de medio punto en dos de sus lados, adornados con cornisas y molduras de bolas, detalles decorativos de pequeños rosetones que le dan un mayor empaque, es de señalar la inserción escultórica del escudo heráldico y genealógico de la familia Arias  en la arquitectura a modo de esquinazo, que entronca con su pasado solariego. 
La torre esta rematada o coronada  por unos pináculos y por una veleta que se yergue sobre un esfera o globo terráqueo, quizá alegorizando las conquistas de ultramar del indiano en forma de gran pájaro modernista sobre el que desemboca en  un altísimo pararrayos que parece tocar el cielo. 

                                          
                              Escultura en bulto redondo del escudo de la familia Arias en la torre             

La cantería fue traída de alicante, por S.A. Marmolera Alicantina, de la población de Novelda, que fue la entidad contratista del Banco de España para la que realizó numerosas obras como arquitecto principal Menéndez Pidal. Está inscrita en dicha piedra la leyenda 

“Arquitectus fecit Luis Menendez Pidal MCMXXXIX”

Otro detalle a señalar de la alta dirección de la obra desde sus cimientos es la inmensa cerca que le sirve de marco del mismo arquitecto, se observan las terrazas, los techos abuhardillados y un curioso ojo de buey que es el estudio principal del propietario, asimismo remates en forma de pináculos, adornos a modo de ménsulas puerta principal con arco de medio punto, columnas toscanas de fuste liso, decoraciones de piedras calizas  en esquinas, grandes alerones de madera pintadas en color madera oscuro que contrastan con el blanco de la fachada para salvaguardarla de las intensas lluvias del norte, grandes cristaleras que facilitan la entrada de luz y salvaguardan de las inclemencias del frio, a modo de  
        











XV  Fachada norte de la casa
Las terrazas que dan al norte  en invierno quedaban inhabilitadas climatológicamente, en la planta de terrazas se observa una rotonda que guarda cierta similitud con laa Plaza romana de San Pedro, y está presidida por una elegante farola. 
En su primer altura  se puede ver un porsche sobreelevado con forma de rotonda y una balconada de piedra a la sombra de los grandes árboles, las columnas que la sujetan son como en el resto del conjunto dórico-toscanas, y sobre todo de su gran palmera y las araucarias de chile rodeado de hortensias 
En el segundo nivel una cubierta de pérgola ornamentada con buganvilias y en la arquitectura ornamentación en nichos de medio punto de clásicos jarrones, la baranda es a diferencia de la del primer piso de madera igual a la de la escalera principal del interior.
                                                                       















                     
Fachada norte de la casa                              Pérgola de madera cubre una galería del primer piso
                      
Pérgolas y emparrados     Columnas dórico toscanas         jarrones ornamentales
      
Fachada este de escasos detalles ornamentales, es con mucho la más sencilla con escasa ornamentación puesto que da  a la zona de huerta y a la pista de tenis


Fachada sur de la casa:se observan tejados muy pendientes para el desague, las ventanas son del tipo Bay window es decir ventanas a la bahía,  



XVI    Interiores

Detalles ornamentales se ha intentado imitar la decoración de determinados edificios españoles y foráneos son buena muestra de ello los jarrones exteriores del pórtico y  Hall, similares a algunos de los edificios vaticanos o los apliques de las lámparas en el hall, que recuerdan a los del palacio de la Magdalena santanderino
                              

El vestíbulo y la escalera representan un franca traducción en lenguaje moderno del antiguo zaguán de las casas señoriales del norte, en estas piezas se ha querido dar una impresión de conjunto que recordase a lo antiguo pero valiéndose de elementos completamente modernos, igual se puede decir de las demás estancias tales como los despachos, sala, comedores,  etc y los accesorios secundarios que contribuyen a dar expresión al conjunto, como miradores emparrados, balcones etc.
                         
Es absolutamente elocuente, habla por sí solo de una estética única, la indiana, que refuerza los sentidos con la solidez que aportan los mejores y más exóticos materiales de construcción. 
En esto eran muy perseverantes los indianos, llegándose a extremos de barcos cargados de madera cruzando el Atlántico por encargo, para construir una casa en Asturias con la madera más joven del trópico,  el mobiliario de maderas nobles, como la estructura de la casa, y mármoles traídos de Italia con piezas a modo de jarrones que adornan tanto el exterior como el interior de la casa, las alfombras tejidas por las mujeres de la casa llevan sus nombres,  las paredes en seda de fuertes colores y lámparas de cristal italiano,
                  

Elementos modernistas como la serie de balcones que acompañan a todas y cada una de las habitaciones, así como los trabajos de hierro que adornan profusamente sus balconadas  o los remates de piedra de las fachadas, y Columnas 
           
       

XVIII Jardines
Exótico arbolado que destaca, fue diseñado por el presbítero Hilario Garcia-Coaña, y realizado personalmente a golpe de estaca y cordel, la superficie ocupada era bastante mayor que en la actualidad, con un variado sistema de caminos que incluía tramos bajo arcos de rosales, el presbítero contaba con el asesoramiento del ilustre y afamado maestro donostiarra Pedro Mujica formado en el arte de la jardinería en Francia, que aportó ideas y surtió de plantas a los propietarios , había macizos y arriates perfectamente elaborados y perfilados asi como medallones de mosaicultura de los que Mújica era muy partidario debido a su formación francesa. En ellos se plantaban alhelíes, azucenas, gladiolos, dalias, pensamientos, petunias, violetas y claveles, lo que dá idea de su potencial ornamental. 
El jardín cuenta también con dos elementos singulares introducidos por el arquitecto, se trata de un pequeño estanque rectangular, en el que Menéndez Pidal pretendía reflejar la fachada principal, y un pérgola de obra sobre la que aún se apoyan rosales trepadores. A él se debe también la rejería sobre el zócalo que acompaña el cerramiento en relación directa con el estilo de la casa.
Sus disposiciones fueron perfectamente asimiladas y hasta mejoradas por Hilario Garcia Coaña el cura y excelente latinista, un somero cuadro de existencias nos habla de un jardín botánico en miniatura, 
          
Los jardines que rodean la solariega casa son una cuidada finca con jardín amueblado con bancos y, frente a la fachada principal, con pérgola (entramado/armazón para sujetar las plantas),  rodeaban la casa hortensias gigantes, 

Rodeado de 12.000m2 de jardines esbozados por un hermano del propietario, sacerdote aficionado a estas materias que contó con el asesoramiento del célebre floricultor Pedro Mújica; una gran masa de arboles exóticos y gigantes como las sequoias, o las  araucarias, una rara variedad de ésta, el llamado “árbol araña” y   palmeras tropicales  que recuerdan y evocan otros momentos de ultramar…así como Magnolios de gran tamaño,  
En cuanto a bosque pequeño asemejándose a los jardines franceses los setos de boj perfectamente recortados con caminos de piedrecitas de río y  flores como las camelias, y hortensias son parte de la vegetación que envuelve al palacio. Además de un estanque con plantas acuáticas y con  surtidores que le dá mucho frescor en verano.
                   










Lado norte de la casa hay un elegante jardín coronado por dos ciprus redondos, araucarias y un gran sequoia, Al oeste se divisa ondulante río y el elegante portillo con la denominación Palacio Arias impreso en letras de bronce Sequoias gigantes, Rododendros, la característica palmera indiana y juegos de jardines franceses. Araucaria   secuoyas, la palmera muy característica seña de identidad en las casas indianas, y Rododendros gigantes

En la Parte posterior se encontraba la pista de tenis (lujo de la época) además de la huerta, que contaba con un extenso bosque de árboles frutales y huertos de verduras que hacían la casa prácticamente autosuficiente si se tiene en cuenta además que disponían de animales de granja. Esto también es característica muy común en las casas de  los indianos.

El edificio hoy se percibe integrado en el ambiente de una arboleda perfectamente desarrollada entre la que se yerguen en un plano destacado las siluetas de varias araucarias de la isla de Norfolk, en su compañía crecen en este jardín de Navia soberbios ejemplares de palmera canaria, palmitos, tuya gigante de follaje dorado, cipreses de Lawson, y de Lambert, camelios de variada tonalidad, magnolios y eucalipto, y hasta hace poco otra conífera de peculiar aspecto, la araucaria de Chile, un árbol delicado que tras vivir sin problemas durante décadas se secó en un abrir y cerrar de ojos.









Garcia-Coaña y Arias
Los Bisabuelos Hilario Garcia-Coaña y  Lucila Arias
      


Esther Nohemí y Garcia-Coaña Arias  





Esther Nohemi y Garcia-Coaña 

  

Esther Nohemí y Garcia-Coaña, Luis Arias y Luis, e Indalecio  Garcia-Coaña
            
Luis Arias,  Luis  e Indaleio y  G. Coaña



  
Esther Nohemi e Hilario  Garcia-Coaña
   
Esther Nohemí y Garcia-Coaña, Luis Arias y Luis, e Hilario Indalecio  Garcia-Coaña
 Esther Nohemi y Garcia-Coaña, Luis Arias Garcia-Coaña

 Luis  Garcia-Coaña